
La Alimentación
La alimentación es un factor decisivo para el bienestar de estos animales. Las rapaces reciben una amplia variedad de alimentos según las exigencias de cada especie o las necesidades del momento, que van desde los más nutritivos a los más ligeros, aportando los nutrientes necesarios en función de la época del año, de la actividad realizada y de la situación específica de cada individuo.
Las rapaces pequeñas (100-200 g) comen hasta 20% -25% de su peso corporal / día; las rapaces que pesan 200-800 g comen 15%, las aves rapaces que pesan 800-7,000 g comen 6% -10%, y las aves rapaces> 7,000 g comen 3.5% de su peso corporal / día. Las aves rapaces en cautiverio se deben pesar regularmente y ajustar el volumen de alimentos según sea necesario para evitar la emaciación y la obesidad. Si no es posible pesar, se puede revisar el peine: si está afilado, el animal está emaciado; si es gordo, es obeso el mejor alimento para las aves rapaces es el ratón y la rata; sin embargo, los pollitos de un día y otras aves enteras o especies de mamíferos también son una alimentación adecuada.
Durante la muda los requerimientos nutricionales habrán de ser cubiertos en su totalidad. La calidad de la pluma dependerá de muchos factores (uno muy importante es la dieta) durante su desarrollo (“pluma en sangre”), por lo que en este periodo debe prestar especial atención a su crecimiento. Las aves rapaces necesitan de un buen plumaje para poder desarrollar todo su potencial en el campo.
Es muy importante aportarles una dieta equilibrada y variada de alimentos de alta calidad. Si se ofrece como alimento “vivo” o recién sacrificado, no se necesita suplementar con vitaminas o minerales, pero habrá que prestar atención a la transmisión de enfermedades, sobre todo parasitarias.
Es aconsejable alimentar a las aves con alimentos que hayan estado congelados (entre 24 y 48 horas) y complementar su dieta con complejos nutricionales adecuados. De este modo, mediante bajas temperaturas, eliminaremos la mayoría de los parásitos, que constituyen una de las principales afecciones en estos animales.
Comida fresca
El animal destinado como alimento fresco debe ser sacrificado inmediatamente antes de ofrecerlo como comida. Caso de ser ave, es importante retirar las plumas de vuelo, cabeza, patas y buche, sobre todo cuando utilizamos palomas. Habrá que abrir la cavidad abdominal de la presa y revisar cualquier síntoma de enfermedad (puntos blancos en hígado, nódulos en los intestinos, o cualquier otra anomalía).
Si se nota algo que hace sospechar de una enfermedad, es preferible descartar la pieza. Si la inspección resulta satisfactoria, se deben quitar los intestinos, el tracto digestivo dejando el hígado y el corazón.
Comida congelada
Se de evitar alimentos con productos de casquería y aves preparadas para consumo humano (pollo, codornices…). Esta dieta resulta muy deficiente en cuanto a nutrientes esenciales. Además, se riesgo de infectar al ave con bacterias que desaparecen cuando se cocinan para humanos.
Existen empresas especializadas que proveen de alimento congelado de buena calidad. La congelación durante un periodo prolongado reduce el contenido de vitaminas, por lo que es recomendable mantener el alimento congelado hasta un máximo de 2 meses a -20º C
No se debe descongelar el alimento de cualquier manera como dejándolo al sol o calentándolo. Estos procedimientos conllevan un peligroso incremento en el número de bacterias y a veces, la producción de toxinas letales causadas por éstas. La descongelación debe hacerse lentamente en la nevera a 4º C o muy rápidamente en agua hirviendo.
Deficiencias nutricionales
La dieta habitual ofrecida a las rapaces, normalmente provee niveles suficientes de proteínas, carbohidratos y grasas, por lo que la mayoría de las deficiencias son por falta de vitaminas o minerales. Si esto ocurriera, se observa una pérdida de color en la piel (pérdida de jalde, mala condición de las plumas, del pico o de las manos. En muchas ocasiones estas deficiencias son responsables de que la rapaz se ponga enferma ya que su primera barrera del sistema inmune (mucosas, piel…), no funciona con efectividad, por encontrarse en mal estado.
Por ejemplo, la vitamina D es esencial para la absorción y utilización del calcio, así como para proveer calcio a los huesos. Una dieta pobre en esta vitamina conlleva huesos débiles y un mayor riesgo de fracturas óseas. Las aves de presa adquieren esta importante vitamina cuando se exponen a la luz solar directa.
Es necesario exponer a las aves durante unas horas a la luz del sol todos los días. Las rapaces que se mantienen en interior, sin exposición directa a la luz solar, requieren un suplemento regular de esta vitamina D en su dieta.
Agua
Las aves carecen de glándulas sudoríparas por lo que
la evaporación del agua se realiza en su mayor parte
por la boca y la piel. Necesitan un aporte diario de agua,
especialmente en periodos de estrés y ejercicio.
Para revisar el grado de hidratación, se toma un pellizco
del dorso de la garra. Si la piel se queda doblada por un
periodo de tiempo mayor de 2 segundos el ave necesita
hidratarse. Si esta condición persiste por más de 24 horas,
pese a haber ofrecido agua al ave, es recomendable
llevarla al veterinario antes de que los problemas
se agraven.
Egagrópila
Las egagrópilas se consideran un mecanismo de defensa del organismo para poder expulsar restos indigeribles de la comida (plumas, algunos huesos, cereal del buche de las presas, exoesqueletos de insectos, escamas de peces…).
La dieta de las rapaces debe incluir plumas y huesos, tal y como ocurre en sus congéneres silvestres. Antes de recibir una nueva comida, el ave debe haber expulsado la egagrópila.
Algunas rehusarán comer, si no han regurgitado la egagrópila previamente. Si el día anterior se administró mucha cantidad de restos indigeribles, es preferible dejar a la rapaz sin caperuza, o con una caperuza muy amplia, para permitir el paso de la egagrópila.
No dar piel, plumas ni huesos a aves debilitadas o deshidratadas ya que suelen estar débiles y permitirán que se complique la digestión de la comida. En estos casos, debe administrarse alimentos “magro” (pecho de codorniz…) o incluso pollitos de un día pelados, sin cabeza y sin patas pero manteniendo todo su vitelo (la yema amarilla de su interior).
Si la egagrópila pasa demasiado tiempo en el tracto digestivo, puede haber un peligroso aumento de la población bacteriana, incluso producción de toxinas que podrían matar al ave.
Piedras
La mucosa estomacal de las aves, se encuentra recubierta por una cutícula de koilina, capa que
evita que el ph tan ácido de las rapaces pueda dañar su tracto digestivo. Esta película en ocasiones crece excesivamente y la sensación de apetito en el ave es menor.
Para reducir el espesor de esta cutícula, se debe administrar varias piedras (6-8) del tamaño de un garbanzo (para halcones peregrinos) tras una comida ligera. Estas piedras limpian el tracto digestivo durante la noche y el ave las regurgitará al día siguiente. Tras esta toma, puede
volverle a darse material indigerible para que forme egagrópila. Esta práctica no debe realizarse
más allá de una vez cada 15 días.





Egagrópilas de buho real